LA CASETA DE LOS TIROS

Había unas casetas que se les llamaban las casetas de los tiros. Se utilizaban para deshacer las tormentas y que no le hicieran mal a las cosechas ni a las fincas.

Habías tres casetas, la caseta del monte, la caseta del alto de las costeras y la caseta de zaragocilla. Estas casetas estaban a cargo de la hermandad de labradores y ganaderos. En cada caseta había un encargado, cuya función o misión era la de disparar unos tiros cuando se avecinaba la tormenta y así deshacerla. Los tiros y el trabuco para tirarlos estaban guardados en cada una de las casetas. Los que estaban a cargo de las casetas, los nombraba o los contrataba la hermandad.

Cuando se predecía que se iba a formar la tormenta, los encargados tenían que ir lo más aprisa posible a las casetas, para poder disparar los tiros antes de que la tormenta se desatara.

La predicción del tiempo se fundamentaba en la evolución de vientos y nubes, así como en el comportamiento de los animales. La gente mayor del pueblo, así como los pastores, eran capaces de predecir con antelación el tiempo. según por donde soplaba el aire, cierzo, solano, bochorno. La forma de las nubes, cielo empedrado, nubes negras. Cuando la puesta de sol era roja, al día siguiente la cosa estaría en calma. Si por las mañanas de verano, aparecía alguna nube agarrada a algún monte y picaba mucho el sol, por la tarde tormenta segura. Si las hormigas, sacaban del hormiguero las provisiones almacenadas, es que iba a llover. Cuando volvían las golondrinas o vienen las abubillas, es que venía el buen tiempo. La presencia de avesfrías indicaba que la ola de frío polar se estaba acercando. Si las ovejas se sacudian, barruntaban agua.

Aparte de las casetas, había otras tradiciones o métodos que se utilizaban para evitar que se desataran las tormentas, llevaran o no granizo.