EL CEREAL

CEREALES. LA SIEGA, EL ACARREO Y LA TRLLA

La preparación. Las mejores tierras de labor eran reservadas para el trigo y la cebada, las no tan buenas para el centeno y la avena. Se practicaba el sistema de barbecho para no agotar la tierra de labranza que descansaba normalmente durante un año.

Los días de siembra dependía de como venía el año. Normalmente en septiembre, para San Miguel. Se empezaba a sembrar el centeno y más tarde la cebada, la avena y el trigo. Sembraban a mano, lanzando la simiente a voleo sin pararse y teniendo como referencia las mielgas. Se utilizaba simiente de casa, seleccionada en la era cuando se aventaba, se decía que el grano que se quedaba al lado del aventador era el mejor para sembrar, pues es el que estaba más cuajado. Abonaban con el ciemo de los animales. La cebada, la avena y el centeno se utilizaban como pienso para los animales y el trigo para consumo familiar.

En mayo se escardaban los sembrados, se arrancaban las malas hierbas. La siega se realizaba en los meses de julio y agosto, una de las faenas más trabajosas, primero segaban la cebada, después el trigo, el centeno y la avena. Se salía de casa de noche para llegar al tajo con la primera luz del día, hasta los domingos después de oir misa, al tajo. La comida más habitual era el adobo del tocino, se bebía el vino en bota, y para conservar el agua fresca se buscaba un sitio con sombra y se hacía un agujero para meterla a la humedad del terreno. Se segaba a mano, con una hoz y accesorios adecuados para no cortarte, como la zoqueta. Mas tarde apareció la segadora, tirada por las caballerías, las atadoras tiradas por tractor y después la cosechadora. Cuando se cosechaba, la paja se recogía formando alpacas con una alpacadora.

La siega. Cada vez que segaban a mano era un manojo, con varios manojos se formaba una gavilla, con varias gabillas, teniamos los fajos y con unos 30 fajos un ascal, los fajos se ataban con cencejos de paja de centeno, extraido de los manojos cruzados, formando las truesas una vez que se golpeaba en un trillo para que se desprendieran los granos de centeno, dejando la espiga vacía. La truesas que se utilizaban para hacer los cencejos, normalmente eran del año anterior. Antes de hacer los cencejos, se remojaba la truesa para que aquellos estubieran más flexibles. Los fajos se acarreaban al pueblo por medio de caballerías sujetandolos bien amarrados al albardón. Más tarde con carros y después con remolque y tractor. Los fajos se llevaban a las eras.

La trilla. Las eras se solían construir escalonadamente en cerros para aprovechar el aire para aventar. Tenían forma redondeada y las mejores eran las empedradas que permitían deslizarse mejor el trillo y cortar o romper con más facilidad la parva. Debajo y pegado a la era se construían los pajares y que a veces también servían para guardar todas las herramientas y los aperos que se utilizaban para faena de la trilla. Si en el pajar no cabían todos estos materiales, se construían como una especie de casetas, cuevas o cabañas que se llamaban cambrillas para almacenarlos y guardarlos durante todo el año. Estas cambrillas podían estar en la misma era o situadas en otro lugar. El pajar tenía una puerta bien grande en la parte de la era para meter la paja y en la parte de abajo tenía otra puerta que normalmente daba a un camino, que era por donde se cogía la paja diariamente para darles de comer a los animales. El tejado del pajar esta construido en una sola vertiente, que da salida a las aguas fuera de la era. En algunas viviendas el pajar lo tenían en la propia casa.

Estos poemas, escritos por Ricardo Clemente Castillo, nacido en Olvés, hacen referencia a la siega.

Antes de que las noches se alarguen

y el frío se extienda con rigor

es necesario laborar los campos

para adecuar la siembre del labrador

Primero se melga la tierra

en franjas con mojones rectos

para determinar los pasos

que el sembrador calcula presto

Abonar y esparcir las semillas

de tal modo queden repartidas

y enterrarlas muy ligeramente

para que brotenm arraigadas las espigas

Así queda oculta a vista de las aves

que con agudeza se intentar alejar

con unos rudos espantápajaros

con palos y ropas a desechar

Comúnmente en Todos los Santos

la siembra está realizada

se invocaba a las ánimas de difuntos

para que fuese abundante la cosechada

El labrador la lleva sobre el hombro

atados los extremos la talega

llena de simiente elaborada

a boleo esparcir la sementera

Cuando hay fajos suficientes en la era, se decide que hay que empezar a trillar. Se desatan los fajos y se extienden para echar la parva en forma circular. Se ata el trillo de sierra y pedernal al par de caballerías con los aperos adecuados y se empieza la faena. Se monta uno en el trillo dirigiendo bien a las caballerias por toda la parva para que vaya cortando y rompiendo poco a poco el cereal. Si queriamos echarle más peso al trillo, pues se subían dos personas o se le colocaba una piedra encima. Cada cierto tiempo se iba torneando la parva con horcas. Al final se ponía sujeto por detrás del trillo un torneador metálico de forma de media luna y con una ruedecilla al final para que a la vez que se trillaba, esta herramienta fuera torneando poco a poco la parva.

La trilla solía durar toda una jornada. Se comía en la era, la comida la llevaban las mujeres con agua fresca del botijo o del cántaro, que buena que estaba. Cuando la parva estaba casi trillada era la hora de que tanto los chicos como las chicas se montaran en el trillo para guíar la yunta a través del cereal. Cuando se creía que la parva ya estaba bien trillada, había que recogerla. Para tal fin se le enganchaba un rastro grande a una de las mulas y se iba recogiendo desde afuera hacia el centro, después con los rastros pequeños se iba haciendo lo mismo y por último se barría bien con escobas caseras hechas con plantas del campo, para que quedara toda parva en un buen montón en el centro de la era, bien recogida.

Si hacia la tarde adecuada para aventar, se avantaba y si no se dejaba para otro día. Acordaros del típico sombrero de paja que llevan hombres, mujeres y zagales. Para aventar se podía hacer a mano, en este caso tenía que hacer un día que corriese el aire, entonces se cogía con la horca un manojo de parva y se echaba para arriba, era el viento en el aire el que separaba la paja y el grano. Cuando se terminaba, la parte del grano se quedaba aún muy sucia, entonces había que cribarlo con una criba a mano. Pero normalmente se utilizaba una aventadora, donde el grano salía cribado por un lado y la paja por el otro. Cuando estaba toda aventatada, se recogía el grano en sacos o en talegas con capazos y palas de madera y se transportaban al granero de las casas con el saco o la talega escaleras arriba, donde se extendía y que se utilizaba para el consumo diario de los animales domésticos. La paja se metía en el pajar a través de la pequeña puerta que había en la era con los horcones. Se transportaba a la casas cuando se necesitaba metiendo la paja en alpilleras.

Algunos vecinos llevaban cereal a los molinos para que los convirtieran en harina y así tener las mujeres para hacer pan y dulces. También se traían del molino salvado para hacerle la pastura a los tocinos junto con las patatas tocineras. El que tenía mucho cereal, se guardaba el que necesitada para su consumo y el resto lo vendía.