En la época de la vendimia, en el momento en que la uva iba empezaba a madurar o sea en el tiempo de la maduración, por San Roque, se ponía en marcha el ramo del viñador.
Primero el Ayuntamiento y más tarde la Hermandad de Labradores y Ganaderos eran los encargados de organizar, coordinar y supervisar todo lo relacionado con tal actividad.
Dicha corporación contrataba a un vecino temporero del pueblo para tal trabajo, que se denominaba guarda de las viñas o viñador. En algunas ocasiones, se llegaban a contratar hasta dos o más guardas. La misión o función de este vecino era la de actuar como guarda para vigilar todas las vides o viñas del término y que nadie robara ninguna uva o protagonizara ningún destrozo en las viñas.
La temporada de trabajo del viñador era desde que había envero, normalmente allá por mitad de agosto, hasta que se terminaba la recolección, sobre mitad de noviembre. Unos tres meses aproximadamente.
Para comunicar y anunciar y que el vencindario se enterara de que el viñador estaba en activo y empezaba su trabajo de vigilancia, se colocaban, en puntos estratégicos del término, unos ramos hechos con ramas del terreno, normalmente de chopos, sujetos en una vara larga. Dichos ramos se solían colocar en cerros visibles. En Olvés se colocaban en el alto de los pinos del to Mateo, en el alto de Valvamoro y en el alto de Valdegarcía.
El viñador o viñadores recorrían el término y multaban a quienes sustraían algún racimo de uva, incluso ellos mismos se construían cabañas con ramas para que no los vieran y desde las que controlaban gran parte del territorio. Esta práctica de vigilancia duró más o menos hasta los años sesenta.
Todo esto se hacía independientemente de las funciones que tenía el guardia Agustín que era el guarda del pueblo y que estaba todo el año ejerciendo como tal.